La reforma del Delicatessen ha sido y ya será para siempre un punto de inflexión en nuestra historia. El objetivo principal era cambiarlo todo sin cambiar nada. La ‘eSSencia’ debía permanecer y potenciarse y todo pasaba por optimizar y mejorar un espacio que, de salida, no era el mejor y que, además, estaba notablemente perjudicado por los cambios de cota con rampas y peldaños. Había que ganarle la terraza al local y hacerlo todo sin que en el uso se sintiese. El primer gran reto fue conseguir ese suelo uniforme. Se han pensado y diseñado cada puerta, cada estante, cada mueble, cada jardinera, la cabina del dj (‘altar del templo’) y cada ‘arpegio’ de hierro barnizado y madera. La luz ha sido fundamental para potenciar rincones y, las plantas debían tener el protagonismo de un ambiente que quería respirar naturaleza. Se ha jugado con texturas para diferenciar los ambientes, se ha potenciado una entrada por una escalera que, a priori, no decía nada y que ahora habla de lo que está por llegar. Ha sido un reto y un sueño que tuvo días y noches que también fueron fantasmas. Los pavimentos de gran formato unifican el hilo conductor del espacio y los mosaicos de barra y baños potencian un concepto que contrasta lujo e industrial. Los neones marcan el espacio porque esa luz es espacio en sí misma. El mural en la pista de baile cuenta la historia de las canciones que sonarán. El mayor regalo son las personas; ha sido increíble trabajar con todos los equipos humanos implicados.